De entrada, el hecho de saber que Justin Vernon (Bon Iver) se encerró en una cabaña en Wisconsin, para hacer este disco, confiere a For Emma, Forever Ago un halo especial, casi místico; lo anterior podría haber sido una mero truco publicitario, sin embargo, todo artificio se esfuma al momento de escuchar el álbum: For Emma, Forever Ago sí posee un halo místico, casi mágico, en donde la voz y la guitarra acústica de Vernon parecen multiplicarse como un efectivo antídoto contra esa soledad en la que se recluyó; Vernon consigue trascender el ensimismamiento para proyectar hermosos paisajes íntimos. El disco es una pieza delicatessen, sofisticada pero al mismo tiempo peca de una sencillez asombrosa.
lunes, 9 de marzo de 2009
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